Silvina Dominguez - Carta a Messi

Paciente de Ataxia de Friedreich
36 años


Hola Leo!!

Disculpá el atrevimiento de escribirte, si lo hago es porque realmente estoy muy esperanzada y necesito tu ayuda.

Me llamo Silvina Dominguez, tengo 36 años y, al igual que vos, soy Rosarina.

Sufro de una enfermedad genética desde chiquita, que se llama Ataxia de Friedreich y hace poco un grupo de investigadores catalanes encontró un tratamiento que se reveló eficaz en las primeras fases de ensayos en no humanos. Esto me iluminó la vida, cargada de ilusión con que, por fin, los científicos logren dar con la cura que vengo esperando desde que tengo 8 años…

A fin de confirmar su seguridad y eficacia, se impone una nueva ronda de costosos estudios y, para financiarlos, se necesita captar fondos mediante donaciones o inversiones...

Yo sé que seguramente estarás más que ocupado y, ya con  la copa que nos trajiste, no debería pedirte nada más... pero tengo muchas  ilusiones...

Como toda enfermedad, se despierta en nuestro desarrollo... En mí empezó a los 8 años con torpezas y tropiezos… Mis padres pensaban que era torpe,  que no prestaba atención cuando caminaba, pero los síntomas se fueron agravando.

Me llevaban a Buenos Aires a la Fundación FLENI a hacerme estudios, análisis... Nadie sabía que me estaba pasando, que tenía…

En una de esas consultas un neurólogo dijo que él sospechaba que podría ser una Ataxia de Friedreich,  pero todo quedó en eso, una simple sospecha.

Mi vida siguió adelante hasta que la mamá de una compañerita de mi colegio que trabajaba en el diario LA CAPITAL vió  un artículo en el que se hablaba de un médico genetista de Canadá (MASSIMO PANDOLFO) que decía haber encontrado el gen de la Ataxia de Friedrich que sospechaba el médico, que se presenta con las mismas torpezas que yo presentaba. Mi papá logró contactarse con dicho genetista, el cual pidió muestras de sangre mía y de mis 2 progenitores para hacer el diagnóstico... 

Luego de unos días, llegó desde Canadá el diagnóstico, que confirmaba que tenía esa patología…

Por un lado, un alivio saber qué padecía después de tantos años de estudios, de tantos pinchazos.. Pero al mismo tiempo, una angustia difícil de transmitir invadió sus corazones al saber qué me sucedería, al saber qué futuro me esperaba... Sin saber si tendría uno…

Mi vida siguió su curso y la enfermedad también, cada vez me era más y más difícil hacer las cosas de la vida diaria, pero me negaba a usar una silla de ruedas, no por la silla de ruedas en sí, sino por la connotación que lleva la palabra. Para mí, en ese momento, significaba “rendirse”, acarreaba una gran vergüenza. Yo no sabía en ese momento que tenía una enfermedad… Mucho menos, cómo podía terminar... Sólo sabía que había algo en mi que no andaba bien, ¡nada más!  Veía que mis amigas hacían cosas que yo no podía… Era muy chica, mis papas no me decían que tenía una enfermedad y agradezco que no lo hayan hecho, porque viví dentro de todo “con normalidad”, hice todo lo que un chico hace a su edad, nunca me prohibieron nada, si hubiese sabido lo que me esperaba, hubiese vivido con miedos y los miedos solo paralizan… Hubiese dejado de vivir mientras aún podía.

Mi Ataxia es una enfermedad neurológica progresiva, la cual tiene varios síntomas, los cuales pueden presentarse como no, hay ataxias que se presentan con o sin diabetes, falta de audición, de visión, problemas cardíacos (miocardiopatía), disfagia (dificultad para tragar), disartria (dificultad para hablar), escoliosis, incoordinación muscular y la lista continúan.

Ya hace 25 años o más que vivo con esta enfermedad, casi toda mi vida con ella… No recuerdo lo que es saltar, correr o caminar sin dificultad, a duras penas sigo dando algunos pasos, con mi kinesiólogo asistiéndome  por las dudas que mis piernas no respondan como ordeno…

Hasta los 15 años caminé sin casi dificultades, a los 18-19 empecé mi carrera de Licenciada en Psicología, yo desde mi lugar quería ayudar a personas que están en situaciones similares a las mías o que sin estarlo sufren más que yo… a esa edad agarré el andador, como una manera de independizarme del resto…

Pero a los 22-23, a raíz de que me quebré el dedo chiquito del pie, me ví obligada a agarrar la silla de ruedas... (se volvió muy difícil caminar y mi papá, traumatólogo, me dijo que para que el hueso se suelde, no tenía que apoyar el pie). Te preguntarás si cuando se soldó el hueso agarré el andador nuevamente: no, no lo hice. Todos en casa me aconsejaban que agarrara la silla que me prevendría de varias caídas, de quebraduras, y eso hice, con el mayor de los dolores y vergüenzas, agarré la silla de ruedas .

Con el correr de los días supe ver y valorar cosas que hasta ese día nunca había apreciado, veía las vidrieras o el cielo azul, empecé a ver la sonrisa de la gente, cosas que nunca pude admirar por estar demasiado concentrada en cada paso que daba, por no pisar una baldosa floja o un agujero, empecé a disfrutar de otras cosas.

Actualmente vivo con mi mamá, tengo 2 asistentes que me ayudan con las actividades de la vida diaria (levantarme, cambiarme, ir al baño, cocinar, y  salir)...

Quise que entiendas un poquito lo que vivo, ahora sí, volviendo al tema Leo:

"Biointaxis desarrolla el producto de terapia génica, BTX-101, basado en virus adenoasociados (AAV) que ha demostrado su efectividad en dos modelos de ratón de la enfermedad al conseguir restaurar los niveles de frataxina in vivo previniendo, deteniendo y revirtiendo los déficits neurológicos y cardíacos asociados a la Ataxia de Friedreich. FRATAXAV es actualmente el único candidato con potencial para curar la enfermedad" acota la Dra. Ivelisse Sánchez, CSO co-fundadora de Biointaxis e Investigadora del IGTP.

Este trabajo nos da esperanzas y muchísimas ilusiones aunque vamos contra reloj, por eso me atreví a pedirte ayuda para lograr sin demoras alcanzar el objetivo de financiación que los investigadores en Barcelona necesitan.

Entiendo muy bien si lo que te estoy pidiendo suena muy descabellado, te lo pido a vos porque hoy en día, qué persona no conoce a Lionel Messi??!! Tú voz tiene más peso que la mía o que la de cualquier atáxico, y nos podrías ayudar sólo difundiendo esta investigación.

Gracias por tomarte el tiempo de leerla, simplemente gracias por todo.

Silvina Domínguez